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El Paso de las Espadas...

–¿Ves a todas esas personas? –le dice mientras le pone la mano sobre el hombro como gesto de confianza–. Ellos no han venido a ver una competición cualquiera, o una lucha de gladiadores, sino un paso de armas, una ceremonia que podríamos remontar a más de seis siglos atrás; un torneo armado que he rescatado para el deleite de gente distinguida como ellos, testigos de la lucha a todo trance por el honor y el prestigio de hombres valientes como tú. Es por eso que están dispuestos a pagar lo que sea, lo que se les pida.

Martín observa impávido a su emocionado interlocutor. Éste prosigue:

–El Paso de las Espadas consiste en una serie de torneos, en los cuales se celebran siempre dos duelos, donde la caballerosidad y la deportividad va pareja a la ultranza con la que se combate. A los participantes se les entrega la misma arma, sin ventaja para ninguno de los dos. Por supuesto, nada de espadas medievales, ni hachas, ni mazas... No queremos carnicerías ni salvajadas. Esto no es Conan el Bárbaro... Las más antiguas, réplicas muy exactas, datan de finales del siglo XV. Los combatientes deben ser capaces de hacer uso de una u otra espada, ya que no son ellos quienes deciden el arma. Algunos pelean por dinero, otros por honra o por el afán de gloria. Pero al final, todos se juegan el tipo en la liza.

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